Hay más población, más familias, más ingresos, más gasto privado y, sin embargo, el consumo medio por hogar sigue por debajo del nivel que tenía en 2019, antes del estallido de la pandemia. “A nosotros nos está sorprendiendo esta debilidad del consumo”, admitía el jefe del Servicio de Estudios del Banco de España, Ángel Gavilán, durante la presentación de las últimas proyecciones macroeconómicas del Banco de España, a mediados de septiembre.
El gasto total de las familias españolas ya superó en 2023 el nivel que tenía en 2019. Pero ahora se divide entre 800.000 familias más de las que había entonces y, además, ha aumentado la propensión de los hogares a ahorrar. La debilidad que muestra el consumo por hogar es algo para lo que los economistas no acaban de encontrar una explicación completa, si se tiene en cuenta el crecimiento del empleo y de la renta disponible de las familias en los cinco últimos años, así como la mejora del índice de confianza de los consumidores.
El envejecimiento de la población (y las diferentes pautas de gasto y ahorro de la población de más edad), los cambios en las preferencias de los consumidores después de la pandemia (más servicios y menos bienes) y la incertidumbre que rodea a algunos bienes duraderos (como los coches, en espera de una plena implantación del vehículo eléctrico), son algunos de los factores que pueden estar detrás de la debilidad del consumo de los hogares y de su mayor propensión al ahorro, según el análisis del fenómeno que hace Banco de España.
1.- Los datos
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A mitad de 2024, el consumo total de las familias (acumulado en cuatro trimestres) ascendió a 841.357 millones de euros. Es una cifra que supone casi el 20% más que la de 2019, aunque si se resta el efecto de la inflación el aumento se limita al 1,3% (ligeramente por debajo del 1,7% que resultó en el primer trimestre de 2024).
[–>Por su parte, a mitad de 2024, el consumo anual medio por familia sumaba 43.435 millones de euros, el 14% más que en 2019. Sin embargo, descontando el efecto del IPC, el gasto por hogar aún se sitúa casi 3 puntos por debajo del que había en 2019. Y eso a pesar de que la renta disponible bruta por hogar de las familias ya es, en 2024, el 1,1% superior a la de entonces, después de descontar el efecto de la inflación.
2.- La demografía
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El crecimiento del consumo total en estos cinco años ha sido espoleado por una población creciente -que ahora tiene casi 1,5 millones más de habitantes que en 2019, tras la incorporación de dos millones adicionales de ciudadanos inmigrantes- y por un mayor número de hogares (que roza los 19,4 millones, casi 800.000 más que hace cinco años).
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Además, ahora hay más de 11,3 millones de personas con una edad superior a 65 años de edad. Esto es más de medio millón adicional sobre la población de mayor edad que había en 2019, y ya alcanza el 23,5% sobre el censo total de población.
También ha aumentado la proporción de población de origen extranjero, que ha pasado del 14% al 18% sobre el censo total, desde 2019 hasta julio de 2024.
3.- Tasa de ahorro en niveles máximos
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Los hogares siguen destinando un porcentaje creciente de su renta al ahorro. En media, la tasa de ahorro se sitúa ahora en torno a 5 puntos por encima de los niveles prepandemia. “En 2023, el crecimiento de la renta bruta disponible de los hogares (RBD) en términos nominales fue de un impresionante 11% interanual. En cambio, el gasto de las familias en términos nominales fue menos pujante, con un avance del 6,1%. A resultas de ello, la tasa de ahorro alcanzó el 11,7% de la renta disponible a finales de 2023, notablemente por encima del promedio histórico del 6,7% en el periodo 2014-2019″, resume Caixabank Research en su último boletín mensual, de septiembre. En 2024, la tendencia ha ido a más.
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En el segundo trimestre, las familias destinaron el 21,2% de su renta disponible al ahorro, frente a la tasa del 19,6% de igual periodo de 2023. En el conjunto del primer semestre de 2024 resulta una tasa de ahorro del 14,5%. De cara a los próximos trimestres, “cabe esperar que la renta de los hogares siga creciendo de forma dinámica y se vaya recuperando el poder adquisitivo. Ello, combinado con el descenso de los tipos de interés, debería favorecer un mayor dinamismo del consumo”, vaticina Caixabank Research.
4.- Envejecimiento: cambio en los patrones de consumo y de ahorro
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El envejecimiento de la población condiciona los hábitos de consumo y de ahorro. Si bien es cierto que la población con una edad superior a los 65 años es el único tramo que ha recuperado los niveles de consumo previos a la pandemia, también lo es que el volumen de gasto de estas familias no es tan abultado como el de otras con edades entre los 35 y los 55 años. Estas últimas son las que producen decisiones de gasto más abultadas en partidas relacionadas, por ejemplo, con el menaje y el mobiliario del hogar, la compra de vehículos o el cuidado de los hijos, entre otros. Sin embargo, estos hogares con cabeza de familia de entre 35 y 55 años son, precisamente, los que tienen un consumo medio más alejado del que tenían en 2019 y los que más han aumentado su nivel de ahorro en los cinco últimos años.
5.- Renta alta, mediana edad y origen extranjero
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La recuperación del consumo va especialmente retardada en la mitad de los hogares con mayor nivel de renta. También va con retraso en las familias donde la persona cabeza de familia tiene entre 35 y 55 años, así como en las que es de origen extranjero. “En general, vemos que el consumo ha ido peor donde no pesa tanto el gasto esencial, que es en las rentas más altas”, razona Ángel Gavilán. Además, “el incremento del peso de la población de origen extranjero en nuestro país, unido a la peor evolución reciente del consumo en este colectivo, contribuye a explicar, en parte, la debilidad que está presentando el consumo medio por hogar“, sostiene el Banco de España. A ello contribuye el creciente envío al exterior de remesas por parte de los trabajadores extranjeros: en 2019 se enviaban unos 8.000 millones de euros; en 2023, la cifra escaló hasta los 11.000 millones.
6.- Los bienes duraderos
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A partir del análisis de la Encuesta de Presupuestos Familiares de 2023, el Banco de España detecta que “la debilidad del gasto en bienes duraderos y semiduraderos explican el grueso de la brecha en los niveles medios de gasto por hogar con respecto a 2019″. En el último Índice de Confianza del Consumidor (correspondiente a julio de 2024) el 90% de los encuestados decía que no compró un vehículo en los seis últimos meses, el 75,7% tampoco compró muebles para el hogar y el 67% no adquirió ni electrodomésticos ni ordenadores personales. De cara a los próximos seis meses, solo el 15% de los encuestados esperaba que sus posibilidades de adquirir bienes duraderos mejorará en el próximo semestre.
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En particular, la venta de coches nuevos está aún muy lejos de millón y medio que se superó en 2019 (en 2023 la cifra se acercó a los 950.000). Entre medias ha habido cambios importantes en los patrones de consumo (a favor del coche compartido, por ejemplo), pero también factores de incertidumbre. Así, por ejemplo, las dudas de los consumidores sobre el coche eléctrico se consideran como un factor que retrae este tipo de consumo. “El gasto en automóviles y otros bienes duraderos sigue especialmente por debajo del que había en 2019, y ese dinero que han dejado de gastar las familias no lo dedican a otros elementos, sino que lo están ahorrando”, interpreta el jefe del Servicio de Estudios del Banco de España.
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